viernes, 13 de noviembre de 2015

ENTREVISTA CON ESTHER FERRER: “SOY AGNÓSTICA CON RESPECTO A TODO, INCLUIDO EL ARTE”






En estos últimos años parece que por fin se empieza a reconocer a esos artistas silenciosos, esenciales para comprender el conceptual en España, esos artistas que han trabajado siempre casi escondidos. Esther Ferrer primero Premio Nacional de Artes Plásticas y poco después Premio Velázquez y luego Isidoro Valcárcel Medina, también Premio Nacional primero y este año Premio Velázquez.
Hablamos con Esther Ferrer, la performer más deseada, esa artista que a pesar de su silencio, de su distancia, cada vez que aparece arrastra a todos, con sus declaraciones aclara cualquier situación.
Rosa Olivares: Ganaste el Premio Nacional y el año siguiente lo ganaba Isidoro Valcárcel Medina. Ganaste el premio Velázquez y al poco lo gana Isidoro… ¿Forma parte de algún plan maléfico, es parte de una performance o simplemente se hace justicia a vuestro trabajo con tantos años de retraso?
Esther Ferrer: Se hizo justicia por lo que se refiere al trabajo de Isidoro. Por mi parte no ha habido ningún complot o plan maléfico, pero puede que a los otros miembros del Jurado les sobornara la CIA o el Estado Islámico, a mí no me han contactado, a lo mejor es que soy insobornable. Hablando seriamente, entre los candidatos había muchos que lo merecían, por supuesto, al final ganó Isidoro y para mí fue una gran alegría.
R.O. ¿De qué sirve ganar un premio más allá de los 70 años en una sociedad artística que está diseñada casi en exclusiva para los jóvenes? ¿Ha cambiado mucho tu actitud hacia el mundo del arte desde tus inicios hasta ahora?
E.F. Sirve en primer lugar para que yo acumule más angustia que la normal y dude todavía más sobre mi trabajo. Pasados los 70 hay muchísimas cosas, para bien o para mal, que pierden importancia, la gloria por ejemplo y todo lo que comporta, etc. Quizás para mí ha sido una ventaja el que me los hayan dado a esa edad, pues me ha permitido trabajar tranquilamente, haciendo muchas performances, pero a la vez pudiendo realizar mí obra plástica tranquilamente, sin el agobio de las exposiciones. Si miras mi CV he expuesto relativamente poco durante muchos años, aunque a mí me parece suficiente.
Por lo que dices de los jóvenes, yo creo que lo tienen muy duro, incluso más duro de lo que fue para nosotros. No vivíamos en la sociedad de la abundancia, podías vivir con poco dinero y encontrar trabajos que te permitían pagar el alquiler, comer y poco más, es cierto, pero era una época en que creías o te convencías de que creías que el arte podía cambiar la sociedad, que era posible, y hoy…
Mi actitud no ha cambiado, creo yo, porque nunca he estado sumergida en el mundo del arte, aunque parezca difícil creerlo, vivo bastante al margen y conozco poca gente, hay muchas batallas artísticas que no me interesan, soy agnóstica con respecto a todo, incluido el arte.
Esther Ferrer. Biografía, 1977. Cortesía de la artista
Esther FerrerBiografía, 1977. Cortesía de la artista.
R.O. Vivimos en estos momentos una especie de revival conceptual, y la performance parece ser la atracción principal de estudiantes, artistas y curadores. ¿Qué opinas de esta aceptación general de una actividad por lo general minoritaria?
E.F. Pues que está de moda, hace vender, al parecer, y el mercado la ha recuperado al máximo. Mientras el mundo de la acción era cuestión de unos cuantos artistas que organizaban los festivales, sin intención de recuperar los derivados, funcionaba de una forma muy libre, entre otras cosas porque había muy poco dinero. Hoy la institución, el mercado, se interesa, hay dinero por medio, y la performance es el comodín que sirve para todo, hace vender perfumes, vestidos, libros, etc. Hoy hasta el Louvre programa performances… incluir la performance es ser contemporáneo, ¡aunque tenga más de medio siglo de existencia! Todo esto la ha hecho evolucionar, para bien o para mal, hay de todo y eso está muy bien, como en todas las artes.
La institución quiere seguridad; quiere controlarlo todo, incluso la tan traída y llevada participación, todo está bajo control, como en un jardin d’enfants. La consagración de los elegidos pasa también por ella. Pero todo esto, no son más que avatares de su azarosa existencia y, ¿por qué no? Lo importante, lo que puede hacer cambiar las cosas, es la posición de los artistas frente a esta situación. Podríamos hablar también de su evolución formal y conceptual, pero eso es muy largo de contar.
R.O. En tu trabajo hay casi de todo, objetos, ready made, fotografía, pintura, instalación, performance ¿Cual crees que sigue siendo más desconocida para el público y por qué?
E.F. En realidad hay bastantes aspectos de mi trabajo poco conocidos por la simple razón de que lo he expuesto muy poco o nunca, por ejemplo las instalaciones espaciales, los lienzos, los objetos. En algunos casos, como en el caso de las instalaciones, es porque necesito espacios adaptados donde se pueda disponer de suelos, techos, paredes, y en muchos centros o galerías no es el caso. Otras razones, pues porque a veces son series que quiero continuar tranquilamente, cuando tengo tiempo y que no necesitan demasiada experimentación y las olvido.
R.O. El Museo Reina Sofía está preparando una exposición tuya con motivo del Premio Velázquez, ¿Puedes adelantar si va a ser una retrospectiva, sobre qué aspectos de tu obra va a girar?
E.F. No creo que sea una retrospectiva, las comisarias, son dos, están haciendo un pre-proyecto de una exposición transformable, pero te puedo decir muy poco más porque estamos verdaderamente en los prolegómenos de la cosa.
R.O. ¿Qué es lo que no has hecho aún y te gustaría hacer?
E.F. Levantarme por las mañanas sin angustias ni obligaciones, poder “dar tiempo al tiempo” como decía mi madre, abstraerme de una sociedad y un mundo que me agobia y entender algo de algo, porque todo me parece tan absurdo…
Por lo que se refiere a mi trabajo, tener tiempo para sacar del fondo de mis papeles dos proyectos que nunca he tenido tiempo de desarrollar, que a lo mejor no valen nada y por ello mi inconsciente me hace olvidarlos, los he dejado siempre de lado, uno tiene relación con el ballet y el otro con el teatro.

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BLANCA ORAA MOYUA

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